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Comenzaremos por la definición. Cuando hablamos de grupos de presurización se presenta inmediatamente en nuestra mente la imagen de un sistema con varias electrobombas conectadas entre sí en paralelo y montadas en una base en común. Es una definición correcta, que indica técnicamente cómo está formado un grupo de presurización. Sin embargo, la función de este tipo de producto es la que contiene la información más interesante. En ámbito hidráulico utilizamos el término “grupo de presurización” para indicar un sistema de bombeo que consigue mantener constante la presión dentro de un sistema de forma automática.

Ya sea que se trate de edificios de viviendas de varios pisos, escuelas, hospitales, pero también en contextos como el riego, los centros de lavado de automóviles, los sistemas de tratamiento de aguas y los procesos industriales, donde se requiera continuidad del servicio y presión satisfactoria, allí se aplican los grupos de presurización.

El estudio y el desarrollo de diferentes modalidades de control de la presión han determinado la evolución de este tipo de producto que reúne en sí mismo distintas dimensiones: la seguridad del suministro, el confort de los servicios y una creciente sostenibilidad medioambiental.

Precisamente por eso los grupos de presurización representan un desafío muy interesante para los productores de electrobombas, quienes deben realizar sistemas cada vez más eficientes y compactos, que con el menor número de bombas puedan garantizar la cantidad de agua requerida y una mínima variación de la presión en función del caudal.

Los grupos de presurización de velocidad fija: la elección más tradicional 

Los grupos de presurización con bombas de velocidad fija representan el punto de partida en la historia de este producto. El principio en el que se basan es común a todos los grupos de presurización, es decir el fraccionamiento en varias bombas de la capacidad total de bombeo. Las bombas entran en funcionamiento según la demanda de los servicios garantizando la presión establecida por el sistema, mediante la presencia de un cuadro eléctrico dotado de microprocesador que determina la puesta en marcha en cascada. Los grupos de presurización de velocidad fija siguen siendo una elección versátil y fiable ya que garantizan un nivel de seguridad de suministro excelente.  Por sus dimensiones, es decir por el número, la potencia, el caudal y la altura de las bombas, es importante considerar la necesidad real máxima del sistema que tiene en cuenta el número de los servicios, el consumo por cada tipo de servicio y el factor de contemporaneidad.

Grupos de velocidad variable: el mejor confort sumado al ahorro energético

Los grupos de presurización de velocidad variable representan una ventaja adicional. Los mismos aseguran una presión constante al variar la demanda de agua, detectando, al mismo tiempo, las condiciones óptimas para el funcionamiento de las bombas.

Este tipo de grupos de presurización se caracteriza por el uso de la tecnología inverter.

Los inverters son dispositivos electrónicos que permiten modificar la velocidad de los motores eléctricos variando la frecuencia, de manera tal que la velocidad del motor corresponda a las exigencias efectivas de la carga.

Por consiguiente, las bombas de velocidad variable reguladas por la tecnología inverter no tienen el motor que funciona siempre en su máxima capacidad sino en función del caudal requerido, sin esforzar al máximo el consumo de manera inútil. El inverter actúa en tiempo real sobre la curva característica de la bomba, procurando que el punto de trabajo esté siempre cerca del que ofrece el caudal más eficiente.  Por tanto, el motor consume minuto a minuto solo la energía necesaria para suministrar la cantidad de agua requerida.  Se trata de un sistema de control total y continuo de las bombas que se traduce en una presión óptima para el usuario final y en una significativa optimización del consumo energético.

Mèta y Mèta small: el grupo más pequeño de presurización

Estos productos de la línea e-idos tienen el aspecto de una bomba pero, en realidad, son sistemas de presurización completos, capaces de garantizar presión constante a velocidad variable. Son bombas altamente innovadoras, resultado de la perfecta integración de hidráulica y electrónica.

La máxima compactibilidad es su calidad más evidente, resultado de una integración completa de todos los elementos que constituyen un sistema de presurización. El depósito de membrana está dentro del cuerpo bomba, la válvula antirretorno está incorporada en la aspiración y el inverter está integrado en el motor. Pero la filosofía Mèta significa también y sobre todo prestaciones de altísima eficiencia y una índole ecológica definitivamente por encima de la media.

Grupos Mèta: eficiencia, compactibilidad y silencio

Los grupos de presurización realizados con bombas Mèta son una solución interesante que permite valorizar todas las ventajas de esta gama.  En primer lugar, la compactibilidad. Las bombas Mèta no solo tienen el inverter ya integrado, sino que están dotadas de sensor de presión que permite crear grupos sin necesidad de cuadros de control o cableados. Es suficiente que las bombas estén conectadas hidráulicamente para una función inmediata de redundancia. Las mismas trabajan de manera sinérgica con el mantenimiento de la presión óptima según una modalidad que puede ser sincronizada, aleatoria o cíclica. Esta ausencia de elementos externos de control significa naturalmente espacios reducidos y disminución de los costes, además de una considerable simplicidad de programación y de uso que hace de estos grupos soluciones plug and play propiamente dichas.

Además, está el ahorro energético. La disminución del consumo que los grupos de presurización ya de por sí persiguen con el concepto de fraccionamiento y gestión de las cargas parciales, se beneficia de las altísimas prestaciones de las bombas Mèta.  Por último, una observación sobre el silencio. Si los grupos se realizan con bombas Mèta Small, pueden caracterizarse también por un elevado silencio debido al sistema tecnológicamente avanzado que ha permitido eliminar la ventilación del motor.

Soluciones personalizadas y sostenibles

Después de haber visto las distintas soluciones para el control de la presión del agua, queremos detenernos en un aspecto transversal que caracteriza a todos los grupos de presurización, es decir la modularidad.

Un grupo de presurización nace del ensamblaje de unidades individuales, lo que permite crear configuraciones diferentes. Además, los grupos de presurización también se prestan para conectarse eventualmente entre sí, comprobando las correctas dimensiones de los componentes. Esto permite satisfacer en la medida de lo posible, las exigencias del sistema de manera puntual, evitando sobredimensiones inútiles. Modularidad, o mejor aún, personalización también es sinónimo de eficiencia, tanto de consumo como de producción.